El ratón Miguelito, en aras de su infinita prepotencia, ha tenido un fatal desliz a la hora de hacerse con un nuevo trozo de queso. Sus alardes y continuos excesos de confianza, consecuencia ambos de su afán desmesurado de fama en la multinacional Disney han hecho que caiga en esta sutil trampa.
Fuentes cercanas a la policía apuntan a que todo pueda tratarse de una vendetta interna dentro de la multinacional. Y si bien todos pensaríamos en el siempre irascible pato Donald como presunto culpable de los hechos, nada más lejos de la realidad.
El bonachón Goofy ha sido conducido a las dependencias policiales, a fin de poder ser interrogado sobre tan cruento suceso. Al parecer el sospechoso estaba harto de vivir a la sombra del ingenioso ratón y de que este bromease continuamente con sus ascentes genéticos «¿Goofy es un perro?».
Las informaciones son aún muy confusas. Pero una cosas es clara, en estos tiempos de crisis, hasta hay malestar en el maravilloso mundo Disney.
Trampa de ratones
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